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Cuenca

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Capricho de la Naturaleza

La grandeza de lo que no está en la mano del hombre y la enormidad del ingenio humano se dan cita en un lugar de formas que únicamente la magia parece capaz de realizar. En Cuenca las cosas son como parecen, sencillas pero intensas, como sus gentes, auténticas. Vida entre hoces las piedras tomaron formas de cosas antes de que esas cosas tuvieran nombre. Después se ha ido aumentando el recopilatorio de parecidos entre las rocas y los elementos a los que se asemejan, casi al mismo ritmo que el lenguaje les iba dando nombre. La Ciudad Encantada es el ejemplo más claro de los caprichos naturales, como las Casas Colgadas lo son del capricho humano de llegar hasta el límite de la tierra.

Cuenca es La Mancha y marca los confines de la Meseta iniciando el terreno escarpado. Hay mucho de Serranía, y si se piensa que su Alcarria puede que sea menos conocida que la de su vecina Guadalajara, es que realmente se necesita visitarla como mejor salida del desconocimiento. La capital está en el mismo corazón, quizá un poco al norte, pero así debe ser para ser la puerta de acceso a las alturas agrestes del camino hacia Teruel. A una hora y media por carretera de Madrid y a aproximadamente tres de Valencia, y encima tiene AVE, resulta una base de operaciones magnífica desde la que realizar viajes complementarios a nuestra estancia, eso, claro está, si sobra tiempo, lo que resulta complicado si se busca estrujar del todo el recio jugo de un territorio imantado.

Hablando de jugo, sus vinos han crecido de categoría y han situado a Cuenca en el mapa de los más grandes especialistas en la materia, siendo un reclamo más para la visita principalmente con las muy conocidas e internacionales Pago Calzadilla y La Estacada como abanderadas. Hay más bodegas, y muy buenas, y su sitio en este artículo es ahora porque son muestra de la relación del hombre con un entorno nada fácil, sino más bien muy difícil. El pensamiento de todo visitante a la capital es el modo de construir las Casas Colgadas que tuvieron sus autores, sin quizá pararse a saber que su origen no está claro. Para algunos estudiosos es musulmán, y para otros es medieval, tal y como dicta una losa pegada a su pared.

Se trata de ejemplos de mito, casi de magia, por supuesto de leyenda, las tres palabras que usa la web oficial de turismo de Cuenca para ese monumento concreto. La Casa de la Sirena es la más famosa, posiblemente una de las construcciones del mundo más fotografiadas. Pero esos sustantivos hechos calificativos son aplicables a cientos de rincones de la ciudad de los mil recovecos, tal gentil como para recogerse entera y caber en una instantánea cogida desde el mirador del Barrio del Castillo, dibujada entre el Júcar, con playa, y el Huécar, culpables tras milenios de las hoces que delimitan un espacio totalmente poblado por el hombre en construcciones maravillosas. No es una isla como Manhattan, ni Dios quiera, pero su casco antiguo inventó siglos antes el máximo provecho del terreno.

Hay miles de guías que se dedican a contar la historia de los numerosos monumentos enumerados tanto de la ciudad como de la provincia, léase Torre Mangana, La Catedral de Santa María La Mayor, la Iglesia de San Miguel, el Puente de San Pablo, o el Castillo de Alarcón, actual Parador Nacional de vacaciones regias, eso en cuanto a la capital, pero nosotros nos quedamos con las esquinas de calles angostas que de manera sorprendente se abren al precipicio y delatan la majestuosidad de una arquitectura irrepetible, como irrepetible es el entorno que la acoge y que le da un mayor lucimiento. De la ciudad nueva, a la falda de la historia hecha piedra a piedra, pretende ser funcional y lo consigue, lugar de servicios para los demás municipios.

Como provincia, lo que cabe decir es que es más vecina que ninguna, colindante siguiendo las manecillas del reloj, con Madrid, Guadalajara, Teruel, Valencia, Albacete, Ciudad Real y Toledo. Está claro que no puede ser de otro modo su carácter abierto, con hasta siete diferentes influencias que calan desde fuera hacia el interior. De todos modos, el alma conquense es única, pragmática, resolutiva, emigrante cuando el éxodo rural y receptora con el boom turístico merecido que estalló hace décadas. Campos de girasoles y cereales, de olivos en altitud y ahora de viñas, parecen mares amarillos y verdes extendidos en calma de los que surgen islas perfectamente recortadas en su contorno, montículos que de la llanura se erigen desafiantes, como mensajeros de lo que al noreste manda.

Castillos y casonas, fortalezas y conventos, pueblos y pueblos de pueblos, son los ingredientes que se salpican en el interior de la forma casi circular de cazuela que tiene la provincia y en la que se guisa una gastronomía potente, calórica y sabrosa. Las mejores carnes y el buen queso van acompañados de zarajos, ajoarriero, morteruelo, tortilla en caldo o las gachas, todo reconstituyente de energía y de espíritu, con un mejor disfrute si es compartido. Los caminos y veredas, herederos de las calzadas milenarias, son nuestro hilo conductor apoyados por las antes referidas guías turísticas que reúnen el compendio de municipios, desde Tarancón hasta Minglanilla, desde San Clemente hasta Priego, cargados de patrimonio histórico, prehistórico y paleontolótico, a su vez recogido en rutas por la Alcarria, Mancha, Manchuela, Serranía y Parque Natural:

  • Joyas de Civilizaciones: Segróbriga (Parque Arqueológico Romano), Uclés (El Escorial de La Mancha), Huete (Ciudad Monumental)
  • La Orden de Santiago: Uclés, El Hito (La Laguna), Horcajo de Santiago (El Vítor), Villamayor de Santiago (Encrucijada Manchega), Puebla de Almenara
  • Patria de Caballeros: Mota del Cuervo (Los Molinos de Viento), La Mancha Húmeda, Belmonte (Castillo del Marqués de Villena), Villaescusa de Haro (Ciudad de obispos)
  • De la Roma Clásica al Románico: Hoz de Valdeganga, Valeria (Ciudad romana), Arcas (el esplendor del románico)
  • Viaje a la Alcarria y el mar de Castilla: Huete, Buendía (Ruta de las Caras), Ercávica (ciudad romana de Cañaveruelas)
  • La Ruta del Mimbre: Priego (de la Alcarria a la Sierra), Valdeolivas (Pantocrátor románico)
  • Del Medievo al Renacimiento: Alarcón (castillo y ciudad medieval), San Clemente (el Renacimiento), Castillo de Garcimuñoz (Jorge Manrique)
  • Sorpresas de La Manchuela: Villanueva de la Jara (el legado de Santa Teresa), Hoces del Cabriel (Los cuchillos)
  • Por tierras de Moya: Carboneros de Guadazaón (La Hijuela de los Corporales de Daroca), Pinturas rupestres de Villar del Humo, Valle del Cabriel, Cañete (Tierra de álvaro de Luna), Moya (sede del marquesado)
  • Huellas de millones de años: Torcas de Los Palancares (Abismos inesperados), Lagunas de Cañada del Hoyo
  • Cuña de rocas y ríos: Carretera paisajística, Ciudad Encantada, Nacimiento del Río Cuervo y Callejones de las Mojadas (la otra Ciudad Encantada)
  • El espectáculo de la Naturaleza: Carretera paisajística, Beteta (Hoces y ríos)

Se elija el lugar que se quiera, por descontado que en todos se será bien recibido y agasajado en una Cuenca que es joya del turismo interior de España, escenario de deportes en la naturaleza, de la buena mesa y de la paz interior. El capricho está al alcance de todo el mundo, y cualquiera tiene su lugar de refugio como el nuestro es Bonilla, a cuyas gentes va dedicado este artículo por saber aprovechar el tiempo en lo realmente importante: la amistad.

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