La grandeza de lo que no está en la mano del hombre y la enormidad del ingenio humano se dan cita en un lugar de formas que únicamente la magia parece capaz de realizar. En Cuenca las cosas son como parecen, sencillas pero intensas, como sus gentes, auténticas. Vida entre hoces las piedras tomaron formas de cosas antes de que esas cosas tuvieran nombre ...
A la costa, a los montes y valles, a sus rincones del vino o a sus tres capitales. En esas cuatro esquinas tiene nuestro viaje todo lo que precisa para ensancharnos el alma y el conocimiento. La reflexión que nos queda es la de que hay que saber vivir en un diálogo permanente con la Naturaleza y con el hombre con el que nos cruzamos en nuestro camino ...
El nombre histórico está escrito en mapas de la época, el territorio llevado al papel con trazos que hoy día se pueden seguir a pies juntillas. El viajero del vino tiene un destino obligado en la tierra de los vinos generosos, vinculados por la cultura andaluza a la fiesta, al caballo y al flamenco, siempre en buena compañía y fomentando las relaciones humanas más sinceras ...